Informes de expertos despertaron nuestra preocupación. No es hueveo. Vaya juntando garrafas y toneles.

Consternación, desesperanza y sed anticipada son algunas de las reacciones que está provocando una de las noticias económicas más preocupantes de los últimos tiempos. No nos referimos al alza de los planes de las isapres, al porfiado desempleo, al Imacec más penca que lo esperado o al IPC más alto que lo esperado. No, estamos hablando de los resultados de la vendimia.

Según informó la presidenta de la Asociación Nacional de Ingenieros Agrónomos Enólogos, Adriana Cerón, la cosecha de uva 2019 se avizora malena. Aunque el proceso lleva poco más de un mes en marcha y todavía quedan zonas por recolectar, ya se cacha una disminución de al menos 20% en los rendimientos. La culpa es de la maldita primavera, que el año pasado estuvo muy fría y eso retrasó la cuaja (la formación del fruto) y la pinta (cuando el racimo adquiere su colorcito).

En los valles de Itata, Maule y Curicó la cosa se ve tirando para bien. No así en Colchagua, donde hay más reportes de baja de rendimiento y los blancos están saliendo mahometanos, dijo la catadora seca.

La Garrafa Central llamó a la calma. Hay suficiente pipeño para las cumbres de este año, así que no hay que ponerse histéricos ni rasgar vestiduras. Pero el 2020 podría haber problemas, razón por la cual desde ya hay que organizar un puente humanitario con algún país vitivinícola cercano, como Argentina (y que aprovechen de mandar fernet), además de firmar con suma urgencia un TLC (tratado de libre copete) universal.

 

Con información de Pulso.