Uno de los modelitos Kribi.

 

Hace unos años, el gringo Wenceslao Muenyi se fue de vacaciones a Islandia. Como le gusta viajar liviano, llevó una pura mochila con ropa. Lo malo es que a los días ya andaba apestando a sopapo. Las minas islandesas no lo pescaban, la gente abría las ventanas cuando él entraba… Todo mal. Así que cuando llegó de vuelta a su casa en Estados Unidos, se empecinó en crear ropa que se mantenga fresca incluso después de correr una maratón con chaleco chilote.

Hacendoso el cabro, fundó HercLéon, empresa dedicada a la innovación de materiales textiles. Primero sacó una línea de calcetines y sábanas autolimpiantes, y ahora dio un paso más allá con calzones y calzoncillos. Le puso Kribi a su marca de ropa interior perenne, cuyas prendas están hechas con un material llamado HercFiber, elaborado con una mezcla de fibras de bambú, eucalipto, madera de haya y cobre. Este cóctel supuestamente mata las bacterias que provocan el mal olor. Solo hay que orear los calchunchos un rato después de usarlos y quedan listos para ponérselos al otro día. Claro que no sabemos si son resistentes a los peos caldúos.

Fuera de bromas, la idea también es ahorrar agua, ahora que está cada vez más escasa.

Cada calzoncillo cuesta 38 dólares y se pueden comprar en https://hercleon.com/products/kribi