Se trata de un gel de leche de vaca suiza, que hasta ahora solo ha sido probado en ratones. Pero le tenemos fe porque los ratones eran bien buenos para tomar.

¿A quién no le ha pasado que se toma una copita de más y terminai buitreando en el florero de la suegra y al otro día amenecís con el medio hachazo, pidiendo que aprueben ya la ley de eutanasia para que alguien te libere de tu sufrimiento, porque así de fuerte te duele la cabeza?

A nosotros, jamás. Pero sabemos que es un problema bastante extendido entre quienes se les calienta el hocico con el copete. Todo esto ocurre porque uno metaboliza el alcohol en el hígado, donde una enzima llamada alcohol deshidrogenasa lo descompone. El problema es que eso produce acetaldehído, una sustancia tóxica que nos provoca los estragos típicos de la pálida y la caña. Los atroces síntomas alcanzan su pináculo cerca del momento en el que todo el alcohol se ha convertido en acetaldehído y ya no queda ni una molécula de copete en la sangre.

La Humanidad ha buscado por siglos una cura a este flagelo, hasta ahora sin resultados. Pero hay una luz al final del túnel porque la revista Nature Nanotechnology publicó recién las esperanzadoras conclusiones de un estudio realizado en la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, pero también con ayuda de chinos, belgas y hasta españoles —porque esta cuestión es una preocupación mundial—, donde probaron un mejunje nanotecnológico precisamente para terminar con la caña. Se trata de un hidrogel que se come, hecho a base de una proteína de suero de leche que se produce durante la preparación del queso.   

Lo increíble es que estos gallos produjeron unas fibrillas nanométricas (o sea, súper chicas) con esta proteína láctea y con ellas imitaron la estructura de una enzima natural llamada peroxidasa, que es capaz de descomponer el alcohol, pero en la guata.

O sea, si uno se toma el gel después de chupar, el copete se te descompone en el tubo digestivo, antes de llegar a la pana, y por lo tanto, sin producir el maligno acetaldehído. Eso en teoría, porque en el estudio probaron el remedio en ratones. Lo bueno es que ninguno de los roedores dio jugo y al otro día todos se levantaron tempranito a trabajar. O sea, la cosa funciona.

Ahora, ¿por qué uno no puede tomarse directamente una pastilla de peroxidasa? Alguna razón habrá. Hay que confiar en los suizos, que hacen muy buenos relojes y chocolates. Faltan todavía los ensayos clínicos para saber si surte efecto en humanos. Pero desde ya los Guachacas nos estamos organizando para caminar desde Arica y desde Punta Arenas hacia la Moneda, para pedir que incluyan el gel en el Auge.