por cristian | Jul 19, 2020 | No se ve
Antes de hablar nos gustaría decir algunas palabritas…
Usted sabe que a los de la última fila se nos vinieron los tiempos malos.Andamos entre luche y cochayuyo, entonando bajito malena canta el tango.
Pero como dios es chileno, derramó primaveras por el cielo patrio, invocándonos a recoger los últimos copihues pa’ ponerlos en el corazón bonito que llevamos.
¡Y ocurrió el milagro!
Porque son miles los compipas que están compartiendo la vianda, costureando mascarillas para las boquitas indefensas, poniéndole güendy para que la patria alcance para todos.
Son ellos nuestros titanes, nuestros gallitos de la solidaridad
¡Y los guachacas queremos proclamarlos como nuestros reyes!
PÓNELE LA CORONA a ese prócer solidario que hay en tu cuadra, a esa valquiria del altruismo que te inspira, y mándanos un video de la ceremonia para encumbrarlos a la constelación de Reyes Guachacas 2020.
Abróchate un corazón bonito y canta con estos gallos, de la manito de la Cruz Roja y la Hermandad de la Costa.
Porque los de la última fila siempre nos prestamos ropa.
por cristian | May 16, 2020 | No se ve
De un tiempo a esta parte, Gringolandia dejó de representar el ejemplo de lo que queremos ser. Ahora miramos hacia Holanda, Finlandia, Noruega, el barrio alto de Europa. Es que estos cabros nórdicos piensan en todo y son tan prácticos. Como muestra un botón: el Instituto Nacional para la Salud Pública y el Medio Ambiente de los Países Bajos, asesor del gobierno de esos lados, aconsejó a los solitarios buscarse un seksbuddy (o compañero sexual) para capear el confinamiento obligatorio por el que atraviesan a raíz del Covid-19. Y no es una recomendación a la pasada nomás, sino que acaba de ser incluida en las guías oficiales del instituto para enfrentar la pandemia, en respuesta a una serie de críticas que levantaron los más desafortunados en el amor.
Resulta que, desde el 23 de marzo, los Países Bajos han estado en lo que su gobierno describe como un “confinamiento inteligente”, régimen que permite el ingreso diario de hasta tres visitas a las casas, con la condición de que mantengan 1,5 m de distancia entre sí. Suena razonable, pero los solteros alzaron la voz. De hecho, hubo masivas expresiones de frustración en algunas áreas. En una editorial publicada por el periódico Het Parrol, Linda Duits, periodista especializada en temas de género, criticó al instituto, argumentando que el sexo es un derecho humano. “La proximidad y el contacto físico no son lujos, son necesidades básicas. Si algo aprendimos de la epidemia de sida es que dejar de tener sexo no es una opción”, sentenció.
Hace un par de días, el consejo de científicos del instituto holandés, que al parecer tiene su corazoncito, concedió que “hace sentido que una persona soltera también quiera tener contacto físico” con alguien más que doña Manuela, “pero hay que gestionar el riesgo de ese grado de intimidad”, advirtió. Por eso, la recomendación es que aquellos sin una pareja sexual permanente lleguen a un buen arreglín con otra persona necesitada de cariño. “Discutan la mejor forma de hacerlo juntos”, sugiere el instituto. “Júntense con la misma persona para tener actividad física o sexual, luego de comprobar que ambos estén libres de la enfermedad. Acuerden con cuántas otras personas podrá juntarse cada uno. Mientras más sean, mayores las chances de propagar el coronavirus”.
También dieron consejos para quienes están en una relación con un infectado o sospechoso de serlo. “Eviten el contacto sexual. Tengan sexo con ustedes mismos o a distancia, si es posible. Piensen en contarse relatos eróticos o masturbarse juntos”.
En Reino Unido, la arista erótico-amatoria de esta pandemia también preocupa. Al comienzo del confinamiento, el gobierno del chascón Johnson advirtió que las parejas que no compartían residencia debían separarse o decidir rápidamente mudarse juntos, así de tajante. Jenny Harries, la directora médica adjunta, señaló que era el momento de que los eternos indecisos “pongan a prueba la fortaleza de sus relaciones y decidan si quieren vivir permanentemente en una misma casa” o decir adiós, al menos por un tiempo.
En Chilito, en cambio, nadie parece acordarse de los pobres corazones solitarios en la cuarentena. Ni Mañalich ni su archirrival Izkia, pasando por la pléyade de alcaldes histéricos, nadie los toma en cuenta. Exigimos que la Comisaría Virtual al menos incluya un salvoconducto para visitas sexuales. ¿Bastará con unas dos a la semana?
Con información de The Guardian.